Estas vacaciones tuve la oportunidad de pasar un muy lindo tiempo en familia, en un lugar que he visitado muchas veces pero recién esta vez todos juntos. Durante estas semanas hubo algo que me llamó bastante la atención, porque no soy una persona de gran memoria, pero cada día al pasar por ciertos sitios, al recorrer el lugar, me venían distintos recuerdos de las veces pasadas, de acontecimientos, de grandes amigos, algunos que ya no están.

Recién ayer me puse a reflexionar sobre esto ya de vuelta a la zona de confort (o no tanto). Cual fue la diferencia entre esta y todas las otras visitas? En mi caso ya soy bastante grande, lo suficiente como para darme cuenta que de niños y en la juventud estamos en modo descubrimiento, queremos conocer, tener nuevas experiencias, sorprendernos, avanzar. De alguna forma, con el tiempo, vamos generando vínculos con las cosas y las personas a través de los recuerdos de circunstancias vividas, y lo que me pasó esta ultima vez fue que los recuerdos eran tantos o más que el descubrimiento de cosas nuevas.

Dicho esto, hoy de mañana vi algo en Twitter sobre Clint Eastwood y una canción que hizo un amigo suyo con algo que Clint le dijo sobre la vejez, de no dejar entrar al viejo, e inmediatamente lo relacioné con lo que yo estaba sintiendo. Son lindos los recuerdos, aunque algunos no merecen demasiada atención, pero incluso ante los más bellos es fundamental levantar y dejar encendida la antena de lo nuevo, de descubrir, de apasionarse. La vida en si es esto, una fuerza que nos impulsa hacia delante. las flores no se quedan cerradas recordando el pasado sino que se abren a abrazar el viento.

Entonces pues, me dispongo a mover la palanca a drive y seguir adelante. Nos vemos.